Ya empezamos a tener más claro qué es la economía circular y cada vez aparecen más casos de empresas y territorios que nos sirven de ejemplo, pero el cómo aplicarla sigue siendo la gran asignatura pendiente ¿QUÉ HACER? ¿POR DÓNDE EMPEZAR?
Las industrias/empresas son las que deberán de ser el motor tractor de todo el cambio que implica la economía circular. Y esto pasa por ayudar a las empresas a colaborar entre ellas, a compartir recursos y a establecer nuevas relaciones empresariales entre competidores, proveedores, consumidores, vecinos para hacer viables negocios que promuevan crecimiento industrial regenerativo, para beneficio de todo el sistema urbano.
Los proyectos de simbiosis industrial precisamente van en esta línea y se podría decir que son la herramienta para aplicar todos estos conceptos de economía circular en el tejido productivo.
La simbiosis industrial es una estrategia empresarial que incentiva la colaboración entre empresas (tradicionalmente separadas) para hacer realidad nuevas oportunidades de negocio explorando maneras innovadoras de ponerlas en práctica (basadas en los conceptos de economía circular):
dando valor añadido a recursos sobrantes
encontrando soluciones innovadoras a la provisión de recursos
Se trata de ver el conjunto de industrias como si de un ecosistema natural se tratara. En un ecosistema natural no hay residuos, la energía fluye y viene del sol, y cuanto más diverso es el ecosistema, más rico es y mas se desarrolla. Consideremos, pues, nuestras industrias como parte de un ecosistema, en este caso industrial, donde las animamos y facilitamos el camino de la colaboración entre ellas a diferentes niveles, trabajando para maximizar el uso de los recursos y la transición energética hacia energías renovables
Sabemos que las empresas ya están haciendo un gran esfuerzo interno para mejorar su eficacia y con magníficos resultados, por cierto. La cooperación en simbiosis se enfoca en optimizar el uso de aquellos recursos que las compañías por si solas no utilizan internamente (ya sea por falta de recursos, de conocimientos, de tiempo…).
Imaginemos una empresa que genera un residuo de espumas de poliuretano (como las de un colchón de espuma) en cantidades considerables pero posiblemente no suficiente como para que valga la pena poner en marcha un proceso de reciclaje interno. este proceso reduciría notablemente el gasto en su gestión y daría fuerza y sentido a la estrategia de sostenibilidad que van pidiendo el mercado, pero con la cantidad que se genera no salen los números. Es muy probable que exista una empresa que tiene el mismo problema o similar (su competencia a lo mejor) y con la que se podría unir para tratar conjuntamente sus residuos. En el mejor de los casos se ha puesto sobre la mesa esta oportunidad, pero ¿quien la pone en marcha? ¿quien hace el trabajo? ¿el trabajador de una empresa para hacer el trabajo de la otra??? Casi siempre lo que pasa es que nadie hace el trabajo y la iniciativa se queda en un cajón…
EL PAPEL DEL MUNICIPIO EN LOS PROYECTOS DE SIMBIOSIS INDUSTRIAL
El municipio es el entorno ideal para arrancar los proyectos de simbiosis industrial porque puede sacar provecho de muchas consecuencias positivas adicionales, creando el escenario social que da sentido a los proyectos de ecología industrial: a parte de industrias (objetivo del proyecto), en un municipio hay p.e. bosques que producen biomasa, terrenos de cultivo o explotaciones ganaderas con importante generación de residuos orgánicos, centros de tratamiento de residuos que se pueden optimizar o ampliar, piscinas y otras instalaciones municipales consumidoras de calor entre otras muchas coas, estudiantes que podrían formar-se en gestores de recursos para la zona, comercios, ciudadanos…
En Catalunya ya tenemos un buen número de municipio trabajando en simbiosis industrial. Manresa en Simbiosis fué el proyecto piloto en Catalunya, un proyecto promovido en 2014 por la Agencia de Residuos de Catalunya y el Ayuntamiento de Manresa con la colaboración de el Consorcio de Tratamiento de Residuos del Bages. Con la participación activa de la Asociación de Empresarios de Bufalvent, este proyecto tienen actualmente su continuidad a través del liderazgo de los propios empresarios que ven en el proyecto una forma de mejora de su competitividad. Para ello han creado la “oficina de Sinergias Bufalvent” dando servicio a todas las empresas de Manresa y del Bages. El apoyo y colaboración de la Agencia de Residuos de Catalunya garantiza la transferencia de unos resultados muy prometedores.
Otros proyectos en marcha son el de “Simbiosis Industrial: revaloricemos los recursos sobrantes” de los municipios de Sabadell, Barberà del Vallés i Sant Quirze del Vallés (en marcha desde el 2015), “Ecoindústria” de Gavà, Viladecans i El Prat de Llobregat o el de “Granollers entra en simbiosis” como continuación del proyecto eco-congost sobre simbiosis energética, entre otros.
Todos ellos comparten más o menos la misma metodología basada en dos fases principales:
un análisis del ecosistema industrial del territorio (quien hay, que hace, que tira…) para identificar grandes grupos de oportunidades y sinergias
un trabajo activo con las empresas para corroborar, identificar y implementar estas sinergias
Los proyectos de simbiosis industrial han de ser duraderos y tener garantizada una continuidad en el tiempo porque se trata de aplicar los conceptos de la economía circular en el tejido industrial y no hay que olvidar que la economía circular es una transición y como tal, no se consigue en un año o en dos; es un viaje de largo recorrido los resultados del cual no los veremos realmente hasta dentro de unos años. La economía circular es como un tren que ahora pasa lento para que podamos ir subiendo y acomodarnos en él, pero que cuando ya tenga pasajeros suficientes cogerá velocidad de crucero y quien no haya subido quedará atrás. ¡No dejemos escapar el tren!